Un día me puse el delantal de maestra para trabajar en escuelas con tres turnos.
Yo trabajaba en el turno intermedio
Creía que todos éramos iguales (así me había enseñado mi viejo).
Después la vida me enseño que no todos éramos iguales, que no todos pensábamos igual, que no todos sentíamos igual, que no todos vivíamos igual, que no todos comíamos igual...
La vida me enseñó eso de la desigualdad.
Adiviné entonces que mi viejo era un utópico, un soñador y un hombre triste, muy triste.
Yo sabía ..
Yo sabía por que mi viejo era un hombre triste(pero eso queda para mi).
Cuando empecé a trabajar y me puse el delantal de maestra tuve que aprender muchas cosas que no me habían enseñado mientras estudiaba para ser maestra.
Cosas que mi primo más querido ya me había contado.
Tenía muchos primos, pero yo solo quería a este primo porque era como mi viejo.
Me entendía, me protegía y le gustaban las poesías y la música y de toda la música que le gustaba el Concierto para piano y orquesta Nº 1 de Federico Chopin era su preferido.
Tanto le gustaba que un día me regaló un disco de pasta con la grabación del concierto.
Para que me recuerdes.
Para que cuando lo escuches te acuerdes de tu primo Diego.
Pero también mi primo se fue un día.
Se fue para siempre de mi vida y de esta vida.
Pero yo ya había aprendido a no extrañar para seguir viviendo..
Yo ya había aprendido a caminar extrañando sin extrañar.
Había aprendido a engañar a la tristeza
Uno puede engañar a la tristeza.
Aprendí a engañar a la tristeza.
Así se fue construyendo mi vida y al parecer mi destino:
Destinada a extrañar.
Siempre, así.
Si comenzaba a extrañar solo me repetía una vez y otra vez: no extrañes.
Y no extrañaba.
Simple mi vida.
Simple los mandatos de mi vida.
Cuando fui maestra y me puse el delantal blanco..
Tuve que aprender a caminar con botas de goma porque las escuelas estaban en lugares que se llamaban “villas”...de la pobreza o de la miseria y si llovía las calles de tierra se volvían calles de barro.
Tuve que aprender a descubrir piojos de pulgas .
Los piojos en la cabeza de los chicos, las pulgas en los pisos de la escuela.
Tuve que aprender a entender que los niños a pesar de ser niños trabajaban y que a veces o generalmente no comían o si se desmayaban no era que estaban enfermos.
Simplemente estaban muertos de hambre y de frío(si por casualidad se desmayaban en invierno).
Y caminando la vida empecé a entender esto que los seres humanos llamamos vida.
Y en esto de lo que es la vida las cosas se complicaron cuando hablaba de las cosas que me había legado mi viejo.
Hablaba de la desigualdad, de la injusticia, de la protesta , de reclamar, de repudiar la tiranía....
Mi viejo era un utópico.
Siempre a destiempo de los tiempos.
Siempre en contra de los mandatos.
Nadie entendía a mi Viejo.
Yo lo entendía.
Mi viejo y mi primo:”ovejas negras de la familia”.
Con el tiempo no tardaron en recordarme que "De tal palo tal astilla"
Yo lo entendía.
Mi viejo y mi primo:”ovejas negras de la familia”.
Con el tiempo no tardaron en recordarme que "De tal palo tal astilla"
Y fui entonces la oveja negra de la familia.
Por eso no tengo lazos de familia .
Repudiado mi viejo, repudiada su familia.
Aprendí a vivir sin lazos de familia...
Por eso no tengo lazos de familia .
Repudiado mi viejo, repudiada su familia.
Aprendí a vivir sin lazos de familia...
Así hasta que formé mi propia familia
A la familia uno no la elige, así decía mi viejo.
Y lo decía para explicarme por que se había apartado de su familia.
En realidad él no se había apartado, su familia lo había apartado
Y trabajando en la escuela...
Y trabajando en la escuela ser amiga de los curas que llegaban con las naranjas ,bueno, eso ya era ser de izquierda.
Decir que el cura Mugica estaba de rechupete, eso ya era ser subversiva.
Hablar del Tercer Mundo eso ya era ser montonera.
Era entonces montonera, era rebelde, era subversiva, era zurda...
Eso era yo para las directoras de las escuelas y para las Inspectoras y para las carneras y para las chupamedias de las Directoras de las Inspectoras
Así mi vida docente.
Entre curas del tercer Mundo, entre libros de Paulo Freyre, entre piojos, entre pulgas, entre protestas y huelgas.
Entre compañeras alcahuetas y entre Directoras delatoras y entre Monseñores de La Plata que nos señalaban subversivos del órden impuesto por los dictadores que usurpando el poder de los legítimos elegidos por el pueblo comenzaban a teñir de sangre el suelo que pisaban mis pies.
A la familia uno no la elige, así decía mi viejo.
Y lo decía para explicarme por que se había apartado de su familia.
En realidad él no se había apartado, su familia lo había apartado
Y trabajando en la escuela...
Y trabajando en la escuela ser amiga de los curas que llegaban con las naranjas ,bueno, eso ya era ser de izquierda.
Decir que el cura Mugica estaba de rechupete, eso ya era ser subversiva.
Hablar del Tercer Mundo eso ya era ser montonera.
Era entonces montonera, era rebelde, era subversiva, era zurda...
Eso era yo para las directoras de las escuelas y para las Inspectoras y para las carneras y para las chupamedias de las Directoras de las Inspectoras
Así mi vida docente.
Entre curas del tercer Mundo, entre libros de Paulo Freyre, entre piojos, entre pulgas, entre protestas y huelgas.
Entre compañeras alcahuetas y entre Directoras delatoras y entre Monseñores de La Plata que nos señalaban subversivos del órden impuesto por los dictadores que usurpando el poder de los legítimos elegidos por el pueblo comenzaban a teñir de sangre el suelo que pisaban mis pies.