domingo, 1 de agosto de 2010

UNA PERRA LLAMADA ESPERANZA



(Primer capítulo)

Eran los tiempos en que para ir a trabajar a la E.E.Media Nº 6 me cubría los ojos con anteojos oscuros.
Porque me pasaba las noches llorando extrañando a quien se había ido dejándonos y olvidándose de todos nosotros.
Victoria(la menor de mis cuatro hijos) era chiquitita, tanto que entre todos tratábamos de protegerla de ese sufrimiento que inevitablemente producen las partidas y las pérdidas.
Cuando se desencadenan las partidas al parecer se ponen de acuerdo y una tras otra se suceden.
Y ocurría en aquellos tiempos que nuestro perro Platón de raza puro perro también nos había dejado porque de tan viejito una mañana de aquellas mañas apareció dormido en su casita.
Pero no estaba dormido , estaba muerto.
Fue entonces que decidimos que había que traer un perro .
En el interior aparecieron dos conejos y una gata a la que llamamos Angélica .
Aún está con nosotros y ya está tan viejita que no tiene dientes pero conserva su hermoso pelaje gris.
Un día de esos días en que estaba dando clases en la Escuela Media de Loma Verde, sabiendo mis alumnos que yo andaba buscando un perrito para llevar a compartir las horas y los días en nuestro hogar, se aparecieron con una cajita de alfajores.
Realmente me imaginé que ese día iba a compartir alfajores de dulce de leche con mis alumnos que tenían la costumbre de traer al aula alfajores y golosinas para amenizar las charlas y los debates que se daban en clase.
Y entonces , al abrir la cajita me encuentro con una cachorrita de raza “Ovejero Alemán” que según mis alumnos eran utilizadas para cuidar los gallineros de la zona.
Llena de pulgas y tan pero tan pequeñita que cabía en la cajita de alfajores y hasta que me la llevé a casa tras la jornada laboral la perrita fue bautizada una y otra vez con distintos nombres.
Recuerdo haberle pedido permiso al Director para usar el teléfono de la escuela y poner al tanto de lo que ocurría a mis hijos mayores.
Entonces y después de viajar en el 514 que era el Bondi que entraba al barrio y me dejaba en la puerta de la escuela y en la esquina de mi casa llegué con la cajita a mi hogar.
Creo que nunca podré olvidarme la cara de Victoria cuando al abrir la cajita de alfajores se encontró con la cachorrita.
Que fue bautizada Esperanza.
Vaya a saber por que mis hijos la bautizaron con ese nombre, pero a partir de ese día Esperanza con su pelaje marrón y negro comenzó a compartir una etapa de nuestras vidas que nos marcaron a fuego el corazón con tantos recuerdos que aún hoy y después de tantos años la seguimos recordando y amando.
Hasta el próximo domingo
Mnemósine

1 comentario:

  1. Me hiciste llorar! Simplemente me acuerdo del momento en que abrí esa cajita esperando encontrar dulces... y encontré algo mejor esa cachorra que nos lleno de alegría por tantos años!!!
    Tengo una foto de ella en mi pc.. cuando quieras te la paso así la publicas en honor a ESPER!!!
    Hermoso escrito!! Espero el próximo
    Victoria

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