domingo, 2 de enero de 2011

Memorias de una profesora "subversiva":El autoritario Estatuto del Docente






Pasé por muchas escuelas cuando fui maestra y tuve muchas directoras que tomaban el cuaderno de informes docentes para escribir en el cuaderno que era una insolente, que le faltaba el respeto a la autoridad, que ponía en ridículo a los superiores jerárquicos, que me burlaba de las órdenes emanadas de la superioridad…
Que se yo cuanto cosas más escribían en mi cuaderno de informes porque para ciertas directoras y para ciertas Inspectoras (especialmente para la Inspectora Sara Juliano)yo era una maestra rebelde, contestaria, que alteraba la paz y el órden que debían reinar en el ámbito escolar , en la comunidad educativa y en todo lo que al parecer tenía que ver con la educación.
Sintetizando yo era una insurrecta, una insubordinada y todos los términos que el autoritario Estatuto del Docente deparaba a los maestros que como yo no eran ovejas sumisas ni le lamían el trasero a las Inspectoras y fundamentaba con sentido criterioso las determinaciones que tomaba cuando no estaba de acuerdo con las órdenes emanadas por la Superioridad.
Por lo general nunca estaba de acuerdo con las órdenes que bajaban de La Plata.
No estaba de acuerdo con señalar a compañeros que militaban, ni delatar a quienes se reunían fuera de la escuela para realizar reuniones sindicales, ni dejar de llevar al aula los libros de Paulo Freyre, ni dejar de hablar de la teología de la liberación ni protestar por la quema de libros y por las listas negras y por no leer el libreto militar relacionado con la forma en que se podía detectar a un subversivo y…..
Los niños en el aula deben estar en silencio, era el lema de entonces y las maestras debían procurar ajustarse estrictamente a la planificación aúlica y hablar poco o nada de lo que estaba ocurriendo sobre ese tema que se andaba divulgando respecto de que desaparecían maestros.

Pero resulta ser que yo, en ese entonces era muy joven, y vestía mi guardapolvo blanco recién estrenado frente a niños inquietos, preguntones, alegres, curiosos
Como son los niños, como deben ser los niños...
Y como siempre he tenido pocas pulgas directamente me mandaba al frente y le largaba a la Directora o a la Inspectora la frase que luego me costaba ser investigada, pre –sumariada señalada y todas esas yerbas docentes.
Que la Escuela no era una Iglesia largaba lo más suelta de cuerpo.
Y ahí se venía el problema
Porque dejaba pagando a la señora Directora con su pedido de aula silenciosa y de niños silenciosos.
Atrevidas, insolentes resultaban mis palabras a los oídos de la señora Directora.
Nunca me gustaron las aulas silenciosas.
Para mi no era eso de que EL SILENCIO ES SALUD

¿Qué les pasa que están tan callados?si por casualidad al entrar al aula encontraba a mis alumnos en silencio.
Los niños de las escuelas de mi juventud eran niños castigados por el hambre y la miseria.
Y el hambre y la miseria producen en el niño pudor.
Los niños no quieren decir que tienen hambre y que son pobres.
Los niños quieren ser iguales a todos los niños...
Iguales a esos niños de las películas con madres hermosas , con familias perfectas, con padres protectores.
Iguales a los niños de las películas
Los que comen todos los días y los que esperan a sus padres ya dormidos en sus camas abrigadas .
Los niños que eran mis alumnos en la escuela de mi juventud eran pudorosos como lo son todos los niños.
Los niños que eran mis alumnos se desmayaban porque no habían comido
Y llegaban tarde porque se habían quedado dormidos.
Y tenían moretones en la espalda porque (según ellos) se habían caído al arroyo.
Los niños que eran mis alumnos encerraban en el silencio sus padeceres y sus dramas infantiles.
Entonces yo que amaba a los niños y amaba a la escuela y amaba a la docencia.
Entonces yo aprendí a descubrir que mis alumnos llegaban tarde porque llegaban de trabajar vendiendo ositos de peluche para ayudar a su mamá y a sus hermanos

Se desmayaban porque estaban muertos de hambre.
Porque de hambre también se muere
No se habían caído en el arroyo sino que habían recibido una golpiza de su padre con el cinto, como se estilaba en esa época de mi juventud.
Y aprendí estas miserias de la vida humana porque pude ser maestra con el alma .
Y el alma no sabe de silencios, ni de tramposas mentiras.
El alma se comunica, se abre paso, derrumba murallas, destruye montañas.
Cuando digo alma digo sentimientos, digo compromiso, digo solidaridad, digo amor, digo caricias, digo lágrimas, emociones.
Digo :estoy para escucharte, para comprenderte, para ayudarte, para saber lo que te ocurre, para interesarme por lo que te sucede como persona ...
Y digo ...
Estás para escucharme, para saber lo que me ocurre, para ayudarme a descubrirte y a descubrirme en este acto de ir un ser humano hacia el otro y romper así las murallas del silencio.
Que nos apartan, nos aíslan y no nos permiten saber
Que sufres.
Que estás triste.
Que tienes problemas.
Que tengo problemas.
Que tengo alegrías.
Cuando se fue mi juventud y cuando me hice una mujer madura seguí sosteniendo que la ESCUELA NO ES UNA IGLESIA

Las escuelas quieren ser perfectas y armónicas...
Y las señoras Directoras siguen queriendo aulas silenciosas.
Tal vez distintos puntos de vista

¿O tal vez maneras diferentes de vivir y sentir la vida?

Hasta la Victoria Siempre
Pdta:
(Marta Margarita Mastrángelo, siempre en mi corazón hasta el último día de mis días)

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