Jacarandaes en flor
Había desaparecido Julio López.
Nos habían caído las amenazas y la fiscalía nos había puesto patrulleros en la puerta de la casa y la bonaerense se turnaba para vigilar nuestro domicilio.
Para ese época yo trabajaba como profesora de derechos Humanos y Ciudadanía en la E.E.M.Nº 2 de Burzaco y para esa época a pesar del miedo, a pesar de las agresiones, a pesar del acoso laboral por parte de la directora de la escuela que me delataba ante sus “superiores jerárquicos” porque no me creía , porque afirmaba que me sentía perseguida inventando que me amenazaban y agredían a mis hijos con arma blanca y labraba acta tras acta con la complicidad de algunas compañeras de trabajo que daban testimonio de sus mendacidades, a pesar de que había culminado el Proyecto “Campanas para la Memoria” con la presencia del Inspector Roberto Rivara que me acompañaba en el proyecto y que a esa altura ya había sido reemplazado por la inspectora Luz Pompeya Serial una desgraciada mentirosa y cómplice de estas docentes que vivían la desaparición de Julio López como lo pueden vivir las muchas gorilas y carneras que pueblan la docencia argentina(o al menos la docencia de mi pueblo) …
A pesar de todas estas circunstancias adversas nos organizamos con los compañeros para realizar una marcha que gritando el nombre de Julio retumbara o hiciera retumbar los oídos de los muchos sordos e indiferentes a lo que estaba sucediendo.
Y entonces nos reunimos en la plaza San Martín de Adrogué lugar de concentración de la marcha.
Una plaza que vestida de flores celestes de jacarandaes confundía el cielo con la tierra y el grito parecía desparramarse sobre el suelo de baldosas y sobre los edificios y sobre la estación por las que el Quetren carreta pasaba haciendo sonar su bocina en adhesión a nuestro reclamo.
Solo un comercio de Adrogué había puesto la foto de Julio López y la mantuvo durante los años que desde entonces se sucedieorn.
Entonces como si los jacarandaes se plegaran a nuestra búsqueda comenzamos a cantar:
Al este y al oeste, llueve y lloverá, una flor y otra flor celeste de jacarandá…
Y esa canción de María Elena Walsch nos acompañó durante la marcha mientras gritábamos el nombre de Julio.
El suelo de la plaza estaba cubierto de flores y tenía ese color celeste lila de las flores del jacarandá.
Así que empezamos a juntar las flores en nuestras manos y en los bolsillos de los delantales de las maestras que habían concurrido y en las bolsitas de plástico que muchos tenían y mientras caminábamos por las calles céntricas de Adrogué íbamos arrojando al aire las flores de jacarandá que caían como una lluvia celeste sobre el asfalto y sobre nuestras cabezas y sobre las pancartas.
Y el este y el oeste de nuestro pueblo comenzó a poblarse así de las muchas voces que a coro preguntaban por Julio y cantaban :
Al este y al oeste, llueve y lloverá
una flor y otra flor celeste de jacarandá-
Y la yuta que nos seguía en moto comenzó a teñirse de celeste porque las motos retenían las flores al igual que los uniformes.
Y los patrulleros que nos seguían de cerca empezaron a amontonar flores de jacarandá sobre sus techos .
Y sucedió que el pueblo se vistió de flores aquella tarde en que mientras cantábamos tirábamos al aire las flores que caían como copitos celestes .
Nunca más Julio López apareció.
Y entre esa ausencia que cada año se repite, las flores regresan a los árboles de la Plaza y comienzan a llover desde las ramas para vestir el suelo de la plaza y caer como nieve lila que nos recuerda que pese al tiempo seguimos preguntando por Julio López
Al este y al oeste, llueve y lloverá
una flor y otra flor celeste
de jacarandá
El cielo en la vereda dibujado está
con espuma y papel de seda
de jacarandá…
Hasta la Victoria siempre
Había desaparecido Julio López.
Nos habían caído las amenazas y la fiscalía nos había puesto patrulleros en la puerta de la casa y la bonaerense se turnaba para vigilar nuestro domicilio.
Para ese época yo trabajaba como profesora de derechos Humanos y Ciudadanía en la E.E.M.Nº 2 de Burzaco y para esa época a pesar del miedo, a pesar de las agresiones, a pesar del acoso laboral por parte de la directora de la escuela que me delataba ante sus “superiores jerárquicos” porque no me creía , porque afirmaba que me sentía perseguida inventando que me amenazaban y agredían a mis hijos con arma blanca y labraba acta tras acta con la complicidad de algunas compañeras de trabajo que daban testimonio de sus mendacidades, a pesar de que había culminado el Proyecto “Campanas para la Memoria” con la presencia del Inspector Roberto Rivara que me acompañaba en el proyecto y que a esa altura ya había sido reemplazado por la inspectora Luz Pompeya Serial una desgraciada mentirosa y cómplice de estas docentes que vivían la desaparición de Julio López como lo pueden vivir las muchas gorilas y carneras que pueblan la docencia argentina(o al menos la docencia de mi pueblo) …
A pesar de todas estas circunstancias adversas nos organizamos con los compañeros para realizar una marcha que gritando el nombre de Julio retumbara o hiciera retumbar los oídos de los muchos sordos e indiferentes a lo que estaba sucediendo.
Y entonces nos reunimos en la plaza San Martín de Adrogué lugar de concentración de la marcha.
Una plaza que vestida de flores celestes de jacarandaes confundía el cielo con la tierra y el grito parecía desparramarse sobre el suelo de baldosas y sobre los edificios y sobre la estación por las que el Quetren carreta pasaba haciendo sonar su bocina en adhesión a nuestro reclamo.
Solo un comercio de Adrogué había puesto la foto de Julio López y la mantuvo durante los años que desde entonces se sucedieorn.
Entonces como si los jacarandaes se plegaran a nuestra búsqueda comenzamos a cantar:
Al este y al oeste, llueve y lloverá, una flor y otra flor celeste de jacarandá…
Y esa canción de María Elena Walsch nos acompañó durante la marcha mientras gritábamos el nombre de Julio.
El suelo de la plaza estaba cubierto de flores y tenía ese color celeste lila de las flores del jacarandá.
Así que empezamos a juntar las flores en nuestras manos y en los bolsillos de los delantales de las maestras que habían concurrido y en las bolsitas de plástico que muchos tenían y mientras caminábamos por las calles céntricas de Adrogué íbamos arrojando al aire las flores de jacarandá que caían como una lluvia celeste sobre el asfalto y sobre nuestras cabezas y sobre las pancartas.
Y el este y el oeste de nuestro pueblo comenzó a poblarse así de las muchas voces que a coro preguntaban por Julio y cantaban :
Al este y al oeste, llueve y lloverá
una flor y otra flor celeste de jacarandá-
Y la yuta que nos seguía en moto comenzó a teñirse de celeste porque las motos retenían las flores al igual que los uniformes.
Y los patrulleros que nos seguían de cerca empezaron a amontonar flores de jacarandá sobre sus techos .
Y sucedió que el pueblo se vistió de flores aquella tarde en que mientras cantábamos tirábamos al aire las flores que caían como copitos celestes .
Nunca más Julio López apareció.
Y entre esa ausencia que cada año se repite, las flores regresan a los árboles de la Plaza y comienzan a llover desde las ramas para vestir el suelo de la plaza y caer como nieve lila que nos recuerda que pese al tiempo seguimos preguntando por Julio López
Al este y al oeste, llueve y lloverá
una flor y otra flor celeste
de jacarandá
El cielo en la vereda dibujado está
con espuma y papel de seda
de jacarandá…
Hasta la Victoria siempre
la verdad que es una profesora muy interesante ojala y siga trabajando en la E.E.M. Nª2 así usted puede ser mi profesora este año y los que siguen...me encantaría conocerla
ResponderEliminarsaludos cordiales de una futura alumna de 4to año...