sábado, 1 de enero de 2011

Memorias de una profesora "subversiva": "Con perfume a esencias de limones y naranjas"




Es el amanecer del 1 de enero de 2011.
Ya se fue el 2010.
Quedó atrás , pasó a ser un recuerdo más como tantos recuerdos que se van amontonando a medida que las hojas del calendario terminan.
Los fuegos artificiales han dibujado la noche con estrellas artificiales y tras el brindis, la costumbre o la tradición de comer una porción de pan dulce
Pero, no el pan dulce comprado en los mercados sino el pan dulce elaborado tras la larga caminata que la masa con levadura inicia en la casa de una vecina o de una compañera de trabajo.

Entonces recuerdo.
Recuerdo la masa y el olor a levadura y la ceremonia casi secreta de poseer una porción de la futura felicidad que se presagiaba cuando la levadura aumentaba el tamaño de la masa y se abría en muchos "panetones"
Una masa que iba de familia en familia y que creciendo con el tiempo daba forma a los "panetones caseros amasados con amor y que encerraban ese misterioso misterio de pensar que, así elaborado ese pan dulce había de traer la felicidad y la fecundidad de la familia que lo elaboraba con su masa
Cuando trabajaba en la escuela de Barrio Lindo recuerdo que era Liliana la encargada de acercarnos la masa con levadura que, repartida en porciones se destinaba a la fabricación de los "panetones" que luego compartíamos con nuestros alumnos.
Era la cocina de la escuela el lugar de reunión en el que nos juntábamos cuando libres del turno de estar encargadas de controlar los recreos del patio y la entrada de los alumnos podíamos compartir un mate entre recreo y recreo.
Y era la cocina de la escuela el lugar en el que los secretos y los problemas que se nos daban en el diario quehacer de nuestro trabaja encontraban solución
Cada una de nosotras aportaba lo que podía.
Las uvas, las frutas abrillantadas, las frutas secas
Y en las latas de dulce de batata que el Consejo Escolar enviaba para la merienda de los chicos, nosotras, las maestras de entonces colocábamos la porción de masa recibida y obteníamos ese regalo con que alegrábamos el corazón de cada uno de los niños a nuestro cargo.
Y era el disfrute de verlo cocinar en el horno
Y era el disfrute de ser las primeras en probarlo.
Y era el disfrute de ese perfume a esencias de limones y de naranjas rondando por las aulas y por el patio de la escuela.
Y era el disfrute de saber que nuestros alumnos se alegraban con estas pequeñeces, con estas muestra de amor que al llegar el fin del ciclo escolar les obsequiaban sus maestras.
Ha pasado el tiempo y con el tiempo quedaron adheridas a mis costumbres aquellas costumbres de dar cada día un poco de mí para contribuir con la divina experiencia de entregar el alma, el corazón. el sentimiento a través de la tiza, del pizarrón y de aquellos "panetones " con perfume a esencias de limones y naranjas.
Un recuerdo más como tantos recuerdos que se escapan si por casualidad al cerrarse el calendario y al estallar el cielo en estrellas multicolores alguien me acerca una porción de "panetone" para comenzar el nuevo año con toda la suerte y toda la felicidad que siempre esperamos al comienzo de otro camino que se inicia.

Hasta la Victoria Siempre

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