(24 de marzo de 1976)
Fue la crónica de un golpe de estado anunciado.
Nadie puede decir que lo que ocurrió el 24 de marzo de 1976 nos tomó por sorpresa.
Quienes lo afirmen y lo sostengan o vivían en otro País o estaban ciegos y sordos.
CIEGOS para no ver lo que preanunciaban las calles con uniformados armados, con camiones cargados de milicos que iban y venían por las avenidas de los pueblos y distintas localidades del País.
CIEGOS para no leer lo que se leía en los diarios.
Clarín, La Razón, La Nación y otros muchos medios lamebotas se esforzaban por dejar bien en claro su firme adhesión a la causa genocida que, usurpando el poder legítimo del pueblo traicionaba a la patria alzándose en armas contra la misma.
SORDOS para no escuchar los discursos y homilías de los Pastores de la Santa Iglesia Romana que no dejaban de atizar el fuego en el que ( y a manera de colaboración con los traidores del Ejército Argentino) enviarían a morir a tantos militantes católicos acusados de subvertir los valores proclamados por estos delincuentes inmorales.
Pero, no todos fuimos lamebotas y no todos caímos en el silencio.
Tuvimos miedo, pero el miedo no nos paralizó para , desde los distintos lugares que socialmente ocupábamos hacerle frente a la opresión.
Los que nos opusimos al régimen dictatorial terminamos en los pozos.
Terminamos torturados, violados, vejados, humillados, secuestrados, engrillados, amorda
zados, asesinados, desaparecidos.
Después de tanto tiempo transcurrido me resulta difícil y hasta imposible aceptar que se ande diciendo por ahí que en aquéllos trágicos momentos nosotros los protagonistas de la historia no sabíamos lo que nos podía perder o salvar.
¿Es que acaso nos toman por idiotas algunos escritores que se inspiran en los hechos del 24 de marzo para darle a la pluma criticando y menospreciando a los protagonistas de aquellos hechos?
Que éramos unos perejiles que no sabíamos lo que nos podía perder
¿Cómo no íbamos a saber lo que nos podía perder?
Nos podía perder luchar, gritar, denunciar, hacerles frente a los milicos , a sus autoritarias disposiciones, a sus desalmadas e inhumanas metodologías.
Nos podía perder preguntar por un amigo, un compañero que se esfumaba de nuestro lugar de trabajo, de nuestro barrio, de nuestro vecindario.
Nos podía perder acompañar a las madres en sus caminatas por las plazas, trabajar en las villas, identificarnos con la pedagogía del oprimido, seguir al cura Mugica,...
Todos los ciudadanos, todos los integrantes del tejido social sabían lo que podía perderlos o salvarlos.
Y muchos optaron por salvarse.
Allá ellos y allá con su conciencia.
Pero, separemos los tantos y aclaremos las situaciones.
La mañana del 24 de marzo de 1976 estaba tan cagada de terror que solo atinaba a envolver en una mantita a mi hija que había nacido el 20 de enero .
La misma hija que quisieron robarme cuando nos secuestraron al año siguiente .
La misma hija que se quedó sin partida de nacimiento porque estos hijos de puta se robaron nuestros documentos y los de la bebé con el claro objetivo de asesinarnos y apropiársela.
Por lo que he leído por ahí muchos tuvieron la suerte de poder caminar por las calles de la ciudad y tuvieron hasta tiempo de poder percibir el miedo vestido de silencio.
La mañana del 24 de marzo de 1976 las marchas militares y los comunicados y las noticias de los colaboradores del golpe acallaban los llantos de mi bebé sobre la cual se había empezado a cernir un trágico destino por ser hija de militantes peronistas.
Yo había parido hacía dos meses y en las escuelas ya habían empezado los secuestros.
En las escuelas ya se sabía lo que ocurría, lo que iba a ocurrir.
Ni sordas, ni mudas.
Llegaban las circulares e informaban.
Como aquella circular, la Nº 7 del 22 de marzo de 1976 en la que se informaba al personal docente sobre la división en áreas educativas.
Para facilitar una acción coordinada(agregaba).
Como la Nº 22 del 28 de mayo de 1976(Firmada por Ovidio Solari) en la que el lenguaje militar ya comenzaba a aplicarse en el ámbito educativo ordenando que los “subalternos” debían poner en conocimiento del superior inmediato todo acontecimiento que se tratara en el ámbito escolar.
Nadie puede decir que el golpe del 76 nos tomó de sorpresa.
Porque fue la crónica de un Golpe de Estado anunciado
Porque fue el comienzo de una nueva manera de sobreviviencia adoptada por los muchos cobardes que existían en los distintos pueblos de la Patria
Una sobrevivencia basada en la delación, el señalamiento y la colaboración de los “entregadores” civiles sobre los resistentes a la dictadura y al genocidio y al exterminio de ciudadanos que había dado comienzo a partir del 24 de marzo de 1976.
La escuela elegida como centro de propaganda genocida desde la que se adiestró a la población en el reconocimiento de los llamados ”subversivos”.
Las Secretarías de Inspección transformadas en UAU(Unidades Administrativas Únicas) desde las que partían los comunicados con el aleccionamiento a los directores por parte de la Subsecretaría de Educación.
Y las Comisarías de la zona de residencia de los docentes transformadas y utilizadas como Centros de Detención Clandestina.
Y los monseñores de La Plata colaborando directamente y sin remordimiento alguno con los milicos asesinos.
Casi 35 años.
Y es mi MEMORIA
Y es mi deseo de JUSTICIA
Y es mi pedido de RESPUESTAS.
Y es NO OLVIDAR
Y es NO PERDONAR
Hasta la Victoria Siempre
¿Cómo no íbamos a saber lo que nos podía perder?
Nos podía perder luchar, gritar, denunciar, hacerles frente a los milicos , a sus autoritarias disposiciones, a sus desalmadas e inhumanas metodologías.
Nos podía perder preguntar por un amigo, un compañero que se esfumaba de nuestro lugar de trabajo, de nuestro barrio, de nuestro vecindario.
Nos podía perder acompañar a las madres en sus caminatas por las plazas, trabajar en las villas, identificarnos con la pedagogía del oprimido, seguir al cura Mugica,...
Todos los ciudadanos, todos los integrantes del tejido social sabían lo que podía perderlos o salvarlos.
Y muchos optaron por salvarse.
Allá ellos y allá con su conciencia.
Pero, separemos los tantos y aclaremos las situaciones.
La mañana del 24 de marzo de 1976 estaba tan cagada de terror que solo atinaba a envolver en una mantita a mi hija que había nacido el 20 de enero .
La misma hija que quisieron robarme cuando nos secuestraron al año siguiente .
La misma hija que se quedó sin partida de nacimiento porque estos hijos de puta se robaron nuestros documentos y los de la bebé con el claro objetivo de asesinarnos y apropiársela.
Por lo que he leído por ahí muchos tuvieron la suerte de poder caminar por las calles de la ciudad y tuvieron hasta tiempo de poder percibir el miedo vestido de silencio.
La mañana del 24 de marzo de 1976 las marchas militares y los comunicados y las noticias de los colaboradores del golpe acallaban los llantos de mi bebé sobre la cual se había empezado a cernir un trágico destino por ser hija de militantes peronistas.
Yo había parido hacía dos meses y en las escuelas ya habían empezado los secuestros.
En las escuelas ya se sabía lo que ocurría, lo que iba a ocurrir.
Ni sordas, ni mudas.
Llegaban las circulares e informaban.
Como aquella circular, la Nº 7 del 22 de marzo de 1976 en la que se informaba al personal docente sobre la división en áreas educativas.
Para facilitar una acción coordinada(agregaba).
Como la Nº 22 del 28 de mayo de 1976(Firmada por Ovidio Solari) en la que el lenguaje militar ya comenzaba a aplicarse en el ámbito educativo ordenando que los “subalternos” debían poner en conocimiento del superior inmediato todo acontecimiento que se tratara en el ámbito escolar.
Nadie puede decir que el golpe del 76 nos tomó de sorpresa.
Porque fue la crónica de un Golpe de Estado anunciado
Porque fue el comienzo de una nueva manera de sobreviviencia adoptada por los muchos cobardes que existían en los distintos pueblos de la Patria
Una sobrevivencia basada en la delación, el señalamiento y la colaboración de los “entregadores” civiles sobre los resistentes a la dictadura y al genocidio y al exterminio de ciudadanos que había dado comienzo a partir del 24 de marzo de 1976.
La escuela elegida como centro de propaganda genocida desde la que se adiestró a la población en el reconocimiento de los llamados ”subversivos”.
Las Secretarías de Inspección transformadas en UAU(Unidades Administrativas Únicas) desde las que partían los comunicados con el aleccionamiento a los directores por parte de la Subsecretaría de Educación.
Y las Comisarías de la zona de residencia de los docentes transformadas y utilizadas como Centros de Detención Clandestina.
Y los monseñores de La Plata colaborando directamente y sin remordimiento alguno con los milicos asesinos.
Casi 35 años.
Y es mi MEMORIA
Y es mi deseo de JUSTICIA
Y es mi pedido de RESPUESTAS.
Y es NO OLVIDAR
Y es NO PERDONAR
Hasta la Victoria Siempre
No hay comentarios:
Publicar un comentario